lunes, 22 de octubre de 2012


SIMBOLISMO DEL ESCORPIÓN



El escorpión es un animal maléfico. Así, los africanos evitan nombrarlo para no desencadenar sus fuerzas contra ellos mismos. Sólo le designan haciendo alusiones.
Según una leyenda del Malí el escorpión es un animal fatal para quien lo toca. Con sus dos cuernos (pedipalpos) que simbolizan el uno la violencia y el otro el odio, un estilete, símbolo de la venganza, y su época de concepción única, simboliza la muerte inminente.
Su aspecto nocturno, con su cola roscada y su doble glándula henchida de veneno, terminada en un aguijón, presto a picar, paralizar y matar, encarna el espíritu belicoso, de maligno humor, siempre presto al combate y a la guerra.
En su aspecto diurno simboliza, en especial en el caso de las hembras, un carácter protector y maternal para con sus crías, a las cuales transporta hasta la primera muda, permitiéndoles participar de sus presas, hasta bien crecidas. Asimismo, según la leyenda, sus pequeños desgarran sus flancos y comen sus entrañas antes de salir a la luz, lo que simboliza la abnegación y el sacrificio maternos.


El alacrán es, entre los mayas, el dios de la caza y un símbolo de la penitencia y de la sangre (Thompson, J. y Eric, S.,1960). Entre los dogon se le asocia a las operaciones quirúrgicas, representando el clítoris extirpado. En este sentido, representa el alma masculina de la mujer, el animus o alma macho.
De otro lado, dado que el escorpión tiene ocho patas, al igual que los ocho miembros de los gemelos, es el protector de estos y nadie osará tocarlos sin exponerse a su picadura (Griaule, M., 1948). Esta última asociación nos lleva a considerar la figura de los gemelos. En ocasiones a estos se los representa a uno con cabeza de toro y a otro con cabeza de escorpión, lo que expresa la intervención, más allá de la dualidad, de todo ser, o bien, la dualidad de las tendencias materiales (toro) y espirituales (escorpión), diurnas y nocturnas. Son el día y la noche, la luz y la oscuridad, los aspectos celeste y terreno del cosmos y del hombre (como microcosmos). Cuando simbolizan, también, las oposiciones internas del hombre y el combate interno a librar para sobrellevarlas, adquieren el significado, análogo al del escorpión, de sacrificio, de necesidad, de abnegación, destrucción, sumisión o abandono de una parte de sí mismo sobre otra. Dependerá de las fuerzas del espíritu hacia la progresiva evolución, el asegurar su supremacía frente a las tendencias involutivas y regresivas (Chevalier & Gheerbrant, 1995).

Cuando los gemelos son idénticos, dobles o clones perfectos, entonces expresan la unión de los opuestos. Simbolizan la armonía interior obtenida tras la reducción de lo múltiple a lo Uno. Cuando el dualismo se ha superado, la dualidad no es más que un juego de apariencias, un efecto de la manifestación (Chevalier & Gheerbrant, 1995).
En los pueblos primitivos, los gemelos siempre están cargados de un intenso valor afectivo. Encarnan las fuerzas protectoras o peligrosas y, por ende, en algunos lugares se los adora, mientras que en otros se los inmola. Según André Virel (1965) los gemelos y las imágenes simétricas simbolizan la tensión interna, y el miedo del primitivo a la aparición de los mellizos es el miedo a la visión exterior de su propia ambivalencia, de las analogías y diferencias, de la toma de conciencia individual frente al colectivo y el miedo a la individuación, a la ruptura de la indiferenciación colectiva o identidad inconsciente.
Muy interesante es la creencia según la cual el nacimiento de gemelos presupone la unión de un mortal y un dios, en especial una divinidad del cielo. Los héroes gemelos de la mitología indoeuropea son benéficos (Asvin, Dióscuros, Cástor y Pollux...), curanderos que protegen a los mortales del peligro (Mircea Eliade, 1964). Y, en los gemelos védicos, uno de los servicios más famosos es el poder rejuvenecer al hombre viejo y hacerlo atractivo para las jovencitas. (Dumezil, G., 1965).
Las acepciones simbólicas del escorpión como protector de los gemelos y como clítoris extirpado, tal y como se han mostrado, se complementan. Pues el nacimiento de los gemelos es un suceso trascendental, en el que se repite el parto de la primera mujer, así como la transformación del clítoris en alacrán (segunda alma, alma macho o animus).
En Egipto, el escorpión da forma a uno de los más antiguos hieroglifos y el rey alacrán es uno de los soberanos predinásticos. La imagen de éste es la de un alacrán con la cabeza de Isis. Honrado como dios, en la forma femenina de la diosa Selket, representa el poder de las manifestaciones terrenas. Aquí el escorpión se identifica con la ambivalente simbólica de la serpiente.
Toda esta simbólica se mezcla en el mito de Isis y los siete escorpiones. El relato se inicia cuando Thot advierte a Isis que huya con su hijo Horus, para protegerlo de la inquina de su tío Seth. Isis y Horus parten de noche con la escolta de siete escorpiones, a los que la diosa advierte de la conveniencia de pasar lo más desapercibidos posible y no entablar conversación alguna con nadie. Llegados a su destino en el Delta del Nilo, son rechazados por una mujer que se asusta al ver la comitiva, pese a la riqueza de los visitantes. Otra mujer, de extrema pobreza, les ofrece cobijo y los escorpiones aúnan su veneno y pican al hijo de la primera mujer, como venganza por su falta de hospitalidad. Ahora es ella quien implora y encuentra todas las puertas cerradas, a pesar de sus dolorosos lamentos. Isis, con el sentido maternal que la caracteriza, se identifica con la madre que protege a su hijo, y acude en su ayuda. Pronuncia los nombres de los siete escorpiones, lo que simboliza el control sobre ellos, y el veneno no causa su efecto, pues ella lo prohíbe. La madre, ya reanimada, hace un suntuoso regalo a la diosa y a la mujer pobre. Los siete escorpiones representan un número mágico, asegurando el máximo de protección y poder a la diosa (Molinero Polo, M. A. 2000).

Cabe aquí recordar el viaje que emprende Gilgamesh, tras la muerte de su amigo Enkidu, en pro de la inmortalidad. Así, al llegar a las montañas de Mashu, Gilgamesh encuentra la puerta que atraviesa todos los días el sol y que está vigilada por la pareja de hombres-escorpión, “cuya mirada basta para causar la muerte” (IX,2,7). El héroe se siente paralizado de terror ante los terribles guardianes de la puerta y se postra humildemente. Los hombres-escorpión reconocen la parte divina de Gilgamesh y le permiten penetrar en el túnel. Tras doce horas de marcha en la oscuridad, sale al otro lado y se encuentra con un jardín maravilloso (Eliade, 1999). Esta prueba, que es a la vez una parte del viaje de Gilgamesh, demuestra ser una auténtica iniciación.
Por otro lado, recientemente se ha reconocido al insecto nepa su presencia en la mitología egipcia, al presentar una forma similar a la del escorpión. Se trata de la manifestación más antigua de la diosa Selquet..
NEPA

La nepa es un insecto acuático de morfología semejante a la del escorpión. De hecho hay una especie que se denomina escorpión de agua. Su picadura es muy dolorosa pero no provoca enfermedad alguna, a menos que el animal esté infectado.
La picadura del escorpión provoca dificultades respiratorias que pueden suponer la muerte por asfixia. Como contrapartida, la nepa presenta un aparato respiratorio altamente perfeccionado, para poder residir en su medio acuático. Se trata, pues, de la contrapartida benéfica del escorpión.

fuente:  http://www.odiseajung.com/jung-psicologia-ensayos/ensayo.php?tit=Delgado-activacion-muerte-renacimiento-III


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